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Suburbio

-Tienes fuego? -le pregunté a Rick. -Si, toma. Te lo puedes quedar, tengo otro.       Encendí el cigarro que acababa de liar mirando como el rio se perdía entre lo que parecían acantilados hechos de edificios. Lo parecían solo por como crecían en vertical hasta cubrir prácticamente el cielo. Por nada más. Por lo menos en el rio podía verse el cielo, o vislumbrarlo a veces a través de la niebla.       El rio es de los pocos sitios en los que puedes estar tranquilo en esta ciudad. Cuándo descubrí un pasaje estrecho que me llevó hasta allí me lo guardé para mí. Que sea un vertedero no significa que no pueda tener el encanto del silencio. Allí la ciudad parece transformarse en un rumor lejano.       Siempre me ha costado entender como vivimos así. Apelotonados. Ventanas sobre ventanas, tendedero sobre tendedero, con algún balcón perdido en medio al qué solo un niño sale de vez en cuando apartando lo que parece un almacén mal ordenado. Sin embargo me fascina ver el río correr ent